Tata Nano ¿lo barato sale caro?
Lo barato sale caro solían decir nuestras madres, y como siempre cargadas de razón. Decimos esto a raíz de la noticia de que el fabricante indio Tata ha llamado el pasado mes de diciembre a revisión a más de 100.000 unidades de su modelo estrella, el Tata Nano, también conocido como el coche más barato del mundo.
Aunque han tratado de venderlo a la opinión pública como una medida enfocada a mejorar el rendimiento del modelo (una especie de puesta a punto gratuita) lo cierto es que se han detectado en el pequeño utilitario indio importantes deficiencias en el motor de arranque.
En Tata insisten que solo se pretende actualizar el modelo de 2009 con las mejoras que se han logrado en su última versión, que saldrá a la venta si no hay novedad esta próxima primavera. Tal vez pequemos de desconfiados pero resulta realmente inusual que un fabricante de coches como Tata se meta en una operación que le costará unos 21 millones de dólares, según estimaciones de la agencia oficial PTI, solo por una cuestión de cortesía hacia sus clientes.
Para añadir más inquietud a los compradores de este modelo, hay que recordar que en noviembre de 2010 ya fueron llamados a revisión más de 70.000 vehículos en todo el mundo, en aquella ocasión bajo el pretexto de actualizar el sistema eléctrico y el escape, después de registrarse una docena de extraños casos en los que los Nano empezaron a arder súbitamente sin explicación. Estos casos fueron minimizados por Tata, escudándose en una supuesta campaña de difamación azuzada desde algunos sectores de la prensa de su país.
El Tata Nano apareció a mediados de 2009 con el pomposo título de «el coche más barato del mundo». Su precio de venta estaba en torno a los 1.900 dólares y, aunque el este plazo de tiempo se ha duplicado, sigue siendo baratísimo, si exceptuamos la alucinante versión Nano Goldplus presentada en el Salón de Frankfurt de 2011.
Para ser justos, hay que decir también que grandes marcas del mundo del automóvil han tenido que llamar a revisión a algunos de sus vehículos en alguna ocasión. Nadie se libra de la posibilidad de cometer errores, aunque en el caso concreto del Tata Nano no podemos dejar de pensar, una vez más, en cuánto de cierto hay en eso de que lo barato al final acaba saliendo caro.