El Trabant, el coche de la Alemania Oriental
Muchas veces los coches se convierten en testigos mudos de su tiempo. Eso es lo que sucede con el viejo Trabant, el automóvil que se convirtió en todo un icono durante los años de plomo de la República Democrática de Alemania. El Trabbi, como cariñosamente lo llamaban los alemanes del este, fue un modelo que simbolizó a la perfección los valores del régimen comunista alemán: simple, poco eficiente, lento y estéticamente modesto.
A pesar de todo, este «feo» automóvil tenía algunas ventajas. Una de ellas era su durabilidad. Los primeros modelos que se empezaron a producir en los años cincuenta rendían treinta años después como el primer día. También hay que señalar que en ello influyó sin duda el extremo cuidado con el que sus dueños, conscientes de lo difícil que era adquirir un coche en esa dura época, ponían en el mantenimiento de sus vehículos. Un poco como lo que sucede todavía hoy en Cuba.
Entre las peculiaridades del Trabant, destaca su sistema de refrigeración por aire, que hacía que para lubricarlo hubiera que verter el aceite directamente en el depósito del combustible. También cabe reseñar la dificultad que representaba para los ciudadanos de la Alemania Oriental poder hacerse con uno de estos coches. Su precio era de unos 10.000 marcos (una cantidad considerable para la época) y encima había que apuntarse en una lista de espera que podía durar más de 10 años.
Se produjo ininterrumpidamente desde 1957, en total más de tres millones de unidades ensambladas en la antigua fábrica de Sachsenring. La gama completa es la siguiente:
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Trabant 500 (1957-1962)
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Trabant 600 (1962-1964)
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Trabant 601 (1963-1991)
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Trabant 1.1 (1990-1991)
Cuando se desplomó el bloque soviético y dejó de haber subvenciones para su producción, el Trabant dejó de fabricarse. Los nostálgicos han ido rescatando algunos viejos ejemplares y, como sucede en España con los entrañables Seat 600, se han formado clubs y se organizan cada año encuentros en diversos puntos del país.
Si viajas a Alemania tendrás la ocasión de alquilar uno de estos viejos coches: hay más de cien Trabbi-Safari repartidos por todo el país, aunque su precio es bastante elevado. En todo caso, conducir una de estas reliquias es una manera muy atractiva de viajar atrás en la historia reciente de Alemania y experimentar una sensación única.
Foto vía: motorspain